arrojé mi corazón a
la Fuente de Mímir
allí, anegado, descubrí
alguna que otra verdad:
tengo un guante de metal
y otro de cristal
tengo un ojo, que es una bola de seda,
y el otro, una piedra turquesa
un huerto de color amarillo
y un huevo que pone gallinas
pero aún triste, afligido, veo mi reflejo,
con los pies chapoteando en el charco
he entregado una parte de mí por
algo a lo que no puedo responder:
¿y si ardiera la ciudad...?
¿quién me vendría a buscar?
Tom Lovell, Día de flores amarillas (detalle) |
Nota: La fuente de Mímir es el pozo de la sabiduría. Mímir, en los mitos nórdicos, es su guardían. El dios Odín sacrificó su ojo por un sorbo de esas aguas, por el conocimiento.
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