lunes, 25 de septiembre de 2017

Ojos en un foso

Me pesa el... pero luego me duele la... y encima ahora viene lo otro... 

   Y así conversa vacilante consigo mismo. Que si no sabe qué hacer, que si le supone mucho esfuerzo soportar el peso del... que si luego esto, lo otro; caos y barahúnda mental, no se detiene, no se calla y no conoce el silencio. Piensa que su cabeza es un crisol de rituales crisopéyicos. No sabe a qué viene, pero lo piensa mientras continúa con su paseo.
   Es de noche y se encuentra con el gato al que cuida siempre con leche tibia y galletitas. Esta vez no trae ninguna de las dos cosas para el minino y este le esquiva la mirada. Es oscuro como la noche y sus ojos verdes de una perversidad inocua. Tiene una silueta perfilada como un grabado egipcio. Él lo suele llamar Sirio, como la estrella.
 
Sirio, paradójicamente, es más zorro y se resguarda de la lluvia. A él no le importa mojarse ni sumergir sus pies en unos zapatos empapados ni que una gotita baje por su nariz y se balancee en su extremo ni que el vecino de una calle que desconoce le brame y le advierta de un inminente resfriado.
   No, al él no le importa nada de eso. Parece la efigie de la desazón dirigiéndose a un túnel donde solo existe la oscuridad. Calígula le habla. Nerón le susurra. Sila le grita. Hace caso a todos.
   Se detiene en un charco de agua y empieza a escrutar su rostro. Se acaricia los ojos con las manos entumecidas. Llueve y sus labios están fríos y cortados. Ahora parece que llora mirándose en ese espejo terrible. Observa por última vez y ve cómo la figura del charco se marcha.


Sappho, Charles Mengin (1877)

lunes, 11 de septiembre de 2017

Desnudo

Agrupó todo lo que hube escrito
y formó los retazos de un cielo oscuro. 

Congregó todos mis versos sin dejar
a ninguno de ellos libre de su autoridad.

Descansando en paz sobre una jaula de cristal
a veces le da por asomarse y preguntarme
por qué todas esas palabras, por qué escritas
están las metáforas como si me hubiera
desangrado ahí mismo. 

Como si cambiando el orden de las sentencias
de las sílabas por renglón
de los signos de puntuación
de los entresijos poéticos
como hipérboles y epítetos
pudieran realmente reflejar algún 
tipo de emoción que no fuera
falsa.

Todos esos juegos,
esos malabares verbales
y rimas enrevesadas
las recogió,
y sin metáfora 
que valga las rompió
una
una,
dejando que mi corazón
empezase a sentir de verdad.


Artista: Celeste Ciafarone