inundados de dudas,
donde la arena fría no marca huellas
sino tus pasos en falso.
Nos transportan sin quererlo las olas del sonido,
el salitre anida de por vida en nuestros cabellos;
exhumando espuma por la boca y
enredándonos con algas hasta casi ahogarnos.
Rodeados de tábanos y con pececitos
mordiendo los residuos de nuestros pies,
no nos quedan fuerzas para iniciar el nado
y la tinta de nuestras pieles ya se ha corroído.
No vendrán en nuestra ayuda naves poéticas
ni traerán versos con buenas nuevas.
Solamente nos aguarda la reverberación de
la Luna en nuestro mar de dunas
de dudas llenas.
Ilustración de Celeste Ciafarone |
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